El Chelsea se alía con la suerte

Un partidazo no siempre requiere un buen juego por parte de los dos equipos de principio a fin, ni tan siquiera de que uno de ellos juegue como mandan los cánones, desde atrás, con verticalidad y atacando por las dos bandas, desahogando el juego. No, un partidazo es cualquiera que se viva con la tensión de la que hoy hemos “disfrutado” en Stamford Brigde. Tanto Manchester como Chelsea tenían partidos decisivos la semana que viene, contra dos huesos, Barça y Liverpool respectivamente, los que, sobre todo en caso del primero, se juegan que su temporada no sea un desastre.

El Manchester dejó a su estrella, Cristiano Ronaldo en el banquillo, con el fin de que estuviera en plena forma contra el Barça, Tévez, Scholes y Evra, tampoco jugaron. Todo parecía indicar que Ferguson estaba pensando más en el Barça que otra cosa, y así fue. El Chelsea salió a ganar el partido en la primera parte. La defensa mancuniana demostró ser de las mejores, si no la mejor, del campeonato, además de contar con la pareja Vidic-Ferdinand –pese a que el serbio se retiró lesionado a causa de un rodillazo de Drogba- las coberturas de centrocampistas e interiores no cesan durante todo el encuentro. Áxel Torres dio en el clavo en su articulo “El United no engañó a nadie”, en el que analizaba ciertos aspectos tácticos del partido contra el Barça, me quedo con la frase; “Su aparente 4-4-2 con nombres más ofensivos que los que leíamos en las previas se transformó por momentos en un 6-3-1”

Los de Grant jugaron con una verticalidad pasmosa en los primeros compases del encuentro, la mejor primera parte de toda la temporada, si jugara siempre así el tópico ‘el Chelsea no juega a nada’ se sumergiría de la misma forma que ha emergido a raíz de la destitución de Mourinho esta temporada, desgraciadamente –o no-, es más normal ver jugar a los blues como lo hicieron frente al Liverpool que contra el Manchester.

El caso es que los de Grant consiguieron ponerse por delante gracias a un gran remate de Ballack, precedido de un centro magistral de Drogba. Templadito a la cabeza del alemán, que no falló ante Van der Sar. Esto fue minutos antes del descanso, todo parecía indicar que el partido era del Chelsea, pero minutos después de la reanudación, Carvalho le regaló incomprensible un balón a Rooney que no desperdició. Era el empate a uno.

Los minutos pasaban, y el partido se fue abriendo más y más. Puro fútbol inglés, pese a que esta temporada hemos tenido el honor de disfrutar partidos mejores entre equipos ingleses, como los dos Arsenal vs Livepool, en Champions.

La desorganización táctica gobernaba el partido, sobre todo por parte de los londinenses, Grant echó más leña al fuego cambiando a Ferreira por Anelka, y anteriormente había saltado al juego Ronaldo sustituyendo a Rooney, que tenía molestias y había sacado del campo a Anderson por O’Shea, colocándose este último en el lateral derecho y pasando Hargreaves al centro del campo, ganando así en consistencia y perdiendo calidad, desborde, y salida de balón.

Ronaldo estuvo activo, recibió muchas faltas en muy pocos minutos, con movilidad arriba, pero volvió a ser un oasis en medio del desierto, como ya vimos en el Nou Camp. Nani estuvo bastante mal, una de dos, o empieza a jugar más para el equipo que de cara a la galería, o lo largamos.

Y así llegamos al final del encuentro, con un empate favorable para el Manchester. Pero un penalti dudosísimo por mano de Carrick cambió el resultado final. Los diablos rojos se echaron hacia adelante, como una avalancha a la portería de Cech, y tuvo dos ocasiones clarísimas, una la sacó Ashley Cole bajo los palos y luego Shevchenko hizo lo mismo a remate de Fletcher.

Al final, victoria para los de Londres, y la Premier al rojo vivo. Quizá no sea la última vez que presenciemos un Chelsea – Manchester United este año.